Sobre Proyecto Frankenstein

Hacía rato que me atraían. Supongo que por ese universo de misterio, el miedo y la desobediencia de pequeño para con la mirada despectiva de parte de mi círculo a lo que fuera pagano. Las escuelas católicas en los 90′ hacían mella en nuestras subjetividades pero mi padre me fue quitando el velo inocente, mostrándome ese lado B de hipocresía.
Para entonces ya había visto «Nazareno Cruz y el lobo» de Fabio, y esa herida estética alojó en el interior de mis 6  años, el fabuloso miedo. Más verdad que mentira. Y que más de una vez me llevaron en los días de campamento a hacerme pis en la carpa para no salir a orinar a un arbolito por miedo a las apariciones.
Hablo de las excursiones al litoral profundo, a La Pampa seca y los pueblitos de Buenos Aires en los que mi familia y mi tío Claudio, junto a mis hermanxs, nos llevaban de aventura.
No sé qué tiene que ver todo esto pero a mí me hace sentido para el espectáculo que llevamos a cabo. Porque en esos lugares me llené de anécdotas y mis ojos de gurí se expandían como dos gotas de rocío que caen de un sauce llorón a la vera del río, dando coletazos dignos del Tigre del Paraná. Allí, en la infancia acuática fantástica, donde guardo los tesoros más grandes de mi inventiva actual.
Porque si íbamos a traer a Frankenstein a un contexto Sudamericano, quizá había que hurgar allí. 
Tanta ruta, tantxs amigxs pasajerxs por años… fieles paganxs de la Argentina plebeya, nos obsequiaban lxs santitxs populares, resistencia de los pueblos, para que intercedan entre Mary W. Shelley y la pluma que hoy les habla.
Lo fortuito, hechizo de la creación, fue que Roman y sus secuaces musicales también habían transitado altarcitos. Echa la suerte: alquimia devenía en estampita.
Por lo dicho y lo sentido deseo sinceramente, lanzando mi plegaria a ellos, que cuando nos encontremos en el teatro, el más hermoso ritual de este mundo que cobija al juego, podamos transmitirles aquello que en mis ojos de niño me brota ahora en mis pupilas adultas, evocando el asombro de antaño por lo desconocido y la curiosidad divina.

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